Al otro lado de la cama: Darren Aronofsky

Y volvemos un día más con la sección más gafapasta de La Taquilla Roja, "Al otro lado de la cama". Hoy hablaremos de un chalado. Lo que llevamos haciendo desde que empecé esta sección, vamos. El loco de hoy es Darren Aronofsky. Sé que parece normal (relativamente), pero no os dejéis engañar por su mostacho de violador. Dentro de lo que cabe, es bastante conocido, principalmente por su película "Cisne negro", del año 2010, que obtuvo varias nominaciones en los Oscars. Aún así, muchos ya le conocíamos por grandes obras como "Réquiem por un sueño", "El luchador", "Noe" o en menor medida, por "Pi (fe en el caos)", su ópera prima. Suelo calificar al cine de este director como "gore psicológico" (y por "suelo calificar" me refiero a que acabo de inventármelo), es decir, que su cine básicamente es un retrato visceralmente realista de las obsesiones de sus protagonistas, conduciéndonos por un camino de depravación e inmoralidad que te jode la materia gris. Sin estalviarse un par de detalles visuales poco agradables.

Ese es nuestro amigo Darren. Sin embargo ese no es su único estilo, en su filmografía hay dos películas que destacan por ser diferentes (diferentes e inferiores, almenos no se han ganado el favor del público y los críticos como el resto), que son "La fuente de la vida" y "Noe". La verdad es que prefiero hablar del otro Darren, el deprimente chiflado. Me gusta ese tío. Es curioso que sus películas más depresivas e inmorales sean las mejor consideradas. Al parecer en el mundo donde vivimos ya no es como antaño, cuando al haber un guión con un final triste, ya salían los productores a joderles el final para que la película acabara con un precioso beso. Aunque fueran Batman y Robin tenían que besarse al final de la película. Ahora parece que si una película es sobre una fiesta de pijamas al final tienen que morir todas. La gente tiene gustos muy raros, que se le va a hacer.


Bueno, pues hablemos de sus depresiones cinematografiadas. En su ópera prima, "Pi", pudimos ver la clara imitación a su universo Lynchiano, ese surrealismo realista, que intenta tocarte las pelotas y dudar del sentido de lo que estás viendo, hasta recordando a "Eraserhead" (básicamente por su blanco y negro y su atmósfera desasosegante). Ahí ya vimos, con su visceral dirección y su, digamos, curiosa (por no decir otra cosa) banda sonora, que le gusta destrozarte la cabeza sin compasión. A partir de ahí se "normalizó" la cosa, no antes sin mostrarnos una de las películas más traumáticas que ha parido la humanidad, claro, "Réquiem por un sueño" (de la cual hemos hecho una crítica conjunta recientemente). A partir de ahí siguió con su baza psicológica pero fue más amable y decidió que a partir de ese momento ya no haría pelis que te jodieran la vida, solo que te hicieran no poder salir de casa en un mes.

En realidad, soy bastante hipócrita, mucho hablando de lo traumáticas que son sus películas y tal y cual, pero a pesar de esos traumas que comportan sus películas, soy un gran admirador suyo (a estas alturas deberíais conocer mi grado de masoquismo) y he visto varias veces sus películas. Básicamente eso se debe a que casi nadie es capaz de unir tal banda sonora, tal montaje (porque vaya tela) y tal dirección juntas, y eso para acompañar a guiones depravados y jodecabezas (pero increíblemente bien construidos). Pero bueno, nadie se resiste a su forma de transmitir sus traumas infantiles. Bueno, en realidad mucha gente, pero como escribo yo, digo lo que quiero. Hasta aquí la sección de hoy, espero que no veáis muchas películas de este buen hombre y veáis películas más normales, no sea que acabéis como yo.